miércoles, 12 de diciembre de 2007

Eso.

La moneda en la vida de Juan
Chico Buarque, los lentes
La estatua de sal
El suicida y su gato irreal
Lo que fue, lo que es
Lo que ya no será

Si pudiera explicar
Si pudiera explicar
Lo hice para quebrar
Lo hice para quebrar
Lo hice para quebrarme a mi

Los espíritus de la ciudad
Donde nadie descansa
Narciso(a) y el mar
Donde caen las almas, quizás
la Verónica, Ambar
El ultimo track

Si pudiera explicar
Si pudiera explicar
Lo hice para quebrar
Lo hice para quebrar
Lo hice para quebrarme a mi

Cada punta del lazo
Que une la muerte y el zenit
Quiero dejarlas partir
Creo que viven en mi
La ilusión de una calle al final
Y después del amor
Nunca nada es igual
No podía dejarlo pasar
todo lo que hemos hecho
Fue para quebrar

Si pudiera explicar
Si pudiera explicar
Lo hice para quebrar
Lo hice para quebrar
Lo hice para quebrarme a mi

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Publicado por Nahuel el miércoles, 12 de diciembre de 2007

 


   

jueves, 29 de noviembre de 2007

A Mano Alzada






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Publicado por Nahuel el jueves, 29 de noviembre de 2007

 


   

jueves, 22 de noviembre de 2007

Pecados mis narices

Estudié en un colegio católico. Mi familia es muy católica. Yo sin embargo siempre he tenido grandes problemas para ver lo malo de los pecados, y quizá tiene que ver con una característica un poco infame de mi personalidad, la maldita o bendita rebeldía que siempre me ha llevado a tener un cierto desapego por las reglas.

Y un rechazo instintivo a los diferentes mecanismos de control excesivo que se han tendido sobre nosotros, incluyendo sistemas políticos, morales y religiosos. Puedo comprender quizá los primeros. Con los segundos debo estar en concordancia más de alguna vez, y para encajar en el contrato social simplemente dejamos ciertos animalismos para el dormitorio. Pero simplemente no soy capaz de lidiar con la sarta de ideas intangibles e irracionales que forman las bases de los sistemas de control religiosos. En particular con la idea sosa y poco sostenible de los pecados. Estoy completamente en desacuerdo con cualquier restricción de deseos humanos que de alguna manera ayude a una persona a caer en estados de frustración, y es justo lo que el sistema de castigo vindicativo que sucede a la comisión de un pecado promueve. Es decir ¿qué diablos puede hacerte creer que la privación lleva a una vida plena?

Personalmente estoy de acuerdo con cualquier tipo de "pecado" que lleve a la satisfacción física y mental de un individuo mientras éstos no ataquen ni interfieran con las libertades personales ni la voluntad de otros seres vivos. Creo firmemente que la abstinencia lleva a la frustración, y que no hay nada más terrible que un ser humano frustrado.

Tomemos los pecados capitales por ejemplo. No hay un sólo ser humano que esté exento de ellos, ni siquiera los más idealistas. Es sólo cosa de observar un poco.

Nadie come sólo lo necesario para vivir. Todos somos culpables de gula en algún momento. Y si en algún momento te vuelves obeso, la vanidad, otro pecado, te hará querer retornar a tu estado anterior.

La codicia no es más que un deseo de tener más de lo que actualmente se tiene, y definitivamente no hay nada de malo en eso. Al contrario, así es cómo progresamos!

La envidia sólo nos lleva a querer cosas que nuestros pares tienen, y por muy no-bueno que se considere compararse con ellos, en algún momento lo hacemos. Es tan... natural, tan humano...

Qué hay de la vanidad. Al respecto sólo tengo que preguntarme ¿Habrá algún ser humano sobre este planeta que use lo que lleva encima con la sola finalidad de abrigarse?

Claro que indulgencia no significa necesariamente compulsión, lo que intento decir es que cualquier deseo debería intentar realizarse para mantener un equilibrio.

Sin embargo, tengo que ser enfático en la importancia que tienen para mí las libertades y voluntades personales, tanto o más que las propias. Tampoco creo que lastimar animales no-humanos u otros tipos de seres vivos para satisfacer deseos sea gran idea.

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Publicado por Nahuel el jueves, 22 de noviembre de 2007

 


   

jueves, 15 de noviembre de 2007

Estamos trabajando para Usted





Luché casi una hora para empezar este texto. Para muchos esto es fatal. Elton John dice que si no tiene la melodía de un tema antes de 10 minutos simplemente lo deshecha. Pero para quienes estamos del otro lado de la genialidad es un poco menos simple. Más aún cuando hay un tema importante en carpeta hace mucho tiempo y no hallas cómo empezar a hablar de él.

Me gusta mucho Crash Test Dummies, en especial el disco God Shuffled His Feet. Debe ser fácilmente el album más críptico que he escuchado jamás, con una música y armonías bellísimas y la poesía parabolesca y a ratos imposible de Brad Roberts, el mismo que pone la voz de varítono en el hit Mmm Mmm Mmm Mmm.

The Psychic está en ese disco. Puede escucharla haciendo click en el botón play del reproductor que aparece arriba, o bien descargarla acá.

Lo curioso de la canción tiene que ver conmigo, y cuán idiota fui cuando tomé la letra de la forma literal, había buscado significados ocultos en todo el disco y había dejado pasar ese tema deliberadamente, como si tuviese una importancia secundaria. Idiota.

The Psychic es en su nivel de comunicación más básico un relato de alguien que se encuentra frente a una mujer que posee ESP, y se formula una serie de preguntas acerca de las desventajas de poseer tal habilidad.

Claro, no podía ser tan simple, y lo entendí de golpe hoy, cuando medio frustrado, encendí el player en el colectivo de regreso, navegando desesperadamente en busca de un tema que me desamargara.

The psychic trata de esos momentos en los que te encuentras alguien que ve un poquito más a través de tí que el resto, y de cómo puede llegar a desarmarte completamente la situación.

Era tan obvio.

Era una fábula, tal como todo el disco.

El título del post? Siempre estamos trabajando para usted. Sea quien sea.

No, mentira. Pensaba escribir sobre otra cosa pero al parecer...


Puta, no sé.

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Publicado por Nahuel el jueves, 15 de noviembre de 2007

 


   

miércoles, 19 de septiembre de 2007

Y

Y anteayer al despertar he vuelto a ver la raya en la pantalla de mi reproductor y no he podido dejar de pensar en eso.

En eso y en la niña morena y delgada que se subió a bailar al escenario el sábado en refugiobar. Pero lo del player realmente me pudre. En realidad me pudrió hasta que he pensado en comprar un kit de reparación de CDs y pulir la pantalla hasta que quede como nueva.

En ese momento mi mente ha quedado ocupada por la morena ésa y en que no he podido conseguir su teléfono pues tenía que sacar los tambores y largarme a casa.

Y me he subido en el bus a Arauco con las caderas de la morena en la mente y en el pecho la misma sensación de amargura que me ha acompañado toda la semana.

Y antes, en el colectivo camino a tomar el bus he tratado de rastrear los orígenes de esta sensación que sin llegar a estropearme completamente es extremadamente molesta (como una bola de papel de diario tamaño pelota de taca taca atascada en la parte media del esófago), y que no llego a comprender del todo considerando la gran cantidad de éxitos que he cosechado esta semana.

Entonces viene a mi mente la pulpitis de mi cuñado, el sillón dental que necesito comprar, la pega maravillosa que me ofrecieron para marzo (que me permitiría manejar una cantidad enorme de dinero y viajar muchísimo sin tener ni un día hábil ocupado), las clases de anatomía que quiero volver a hacer y de nuevo las caderas de la morena.

Y en cada vacío de pensamiento vuelve a mí esta amargura que sin llegar a estropearme completamente es extremadamente molesta, y entonces comienzo a elucubrar sobre mis carencias y en un arranque de pensamiento aventuro la posible necesidad de abrazar a alguien, sin embargo el sábado he abrazado a muchas personas muy agradables e importantes y nada, entonces pienso por quince minutos en la idea de conseguirme una polola, y acá vuelve a aparecer la morena delgada del otro día y junto con ella otras tres morenas delgadas y bellas, y la idea de que puede que sí tenga un tipo de mujer ideal, y justo en ese instante he divisado un tipo discutiendo con una mujer en la calle, ambos con cara de funeral, y repentinamente ha vuelto a mí esta amargura que sin llegar a estropearme completamente me resulta extremadamente molesta, entonces pienso en que quizá me haga falta jugar más con mi sobrina chica al art attack, aspirar la piscina con mi cuñado hablando de la vida, un Starbucks a la vuelta de la esquina, hidratarme, o más gigas en mi player.

Entonces lo de la pantalla me pudre otra vez.

Y me he olvidado de aquella amargura y he vuelto de Arauco sin ella.

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Publicado por Nahuel el miércoles, 19 de septiembre de 2007

 


 

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  • Kuku: Armando un ritmo
  • Carta agnóstica a un suicida potencial
  • Las Caras de Belmez
  • Sobre extrañar y desanimarse a mitad de camino
  • La mayor estupidez humana II

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